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Verificado por Psychology Today

Cognición

Por qué creemos las mentiras a pesar de las verdades obvias

La investigación explica cómo la expectativa y la motivación modela la aceptación de las mentiras.

La psicología de la desinformación es más importante ahora que nunca. Nuestros destinos dependen literalmente de cómo navegamos por el paisaje de la información. Debido a las redes sociales y la tecnología de la información, y lo pegados que estamos a nuestras pantallas y navegar, la capacidad innata de la mente humana para engañarse a sí misma se amplifica de múltiples maneras.

El engaño y la ilusión cumplen importantes propósitos evolutivos, lo que nos permite mantener un fuerte sentido de nosotros mismos e imaginar resultados optimistas a pesar de la presencia de amenazas existenciales diarias y, a veces, aspectos de nosotros mismos que preferiríamos abordar con precaución. Por adaptativa que sea nuestra capacidad de imaginar el futuro, también nos hace susceptibles a las mentiras y la manipulación, tanto deliberadas como involuntarias.

Para las personas, el autoengaño para apoyar un sentido positivo de sí mismo debe equilibrarse con una autoevaluación franca para una vida óptima. En las guerras culturales, en la política, quienquiera que controle la conversación (Guastello, 2007) emerge de manera más efectiva como líder, configurando el futuro indeterminado de acuerdo no solo con las verdades presentes, sino más bien con el futuro imaginado, un futuro, resulta que es plástico y está sujeto a todo tipo de influencia inconsciente. Imagina un mundo en el que tengamos más control sobre el contexto de la información para garantizar la precisión.

Aprovechando el "más o menos" de la verdad

Cómo llegamos a creer y justificar mentiras se aclara en una compleja investigación publicada en el Journal of Personality and Social Psychology: Attitudes and Social Cognition (Helgason y Effron, 2022).

Los autores idearon una ingeniosa serie de seis estudios diseñados para probar los factores que contribuyen a la forma en que las personas pueden recibir información sobre posibles resultados que hacen que las mentiras sean creíbles, moralmente aceptables y, además, más propensas a gustar y compartir en las redes sociales. En los estudios participaron más de 3600 personas de 59 países. Algunos conceptos son clave para comprender cómo los autores investigaron la deshonestidad.

La primera es la distinción entre la verdad "literal" y la verdad "esencial". Los políticos a menudo dicen cosas que no son exactamente ciertas, por ejemplo, citando estadísticas que exageran los números, pero aún así las presentan en la dirección correcta, como que los salarios de los CEO son mucho más altos que los de los empleados. Puede que no sean 500 veces más altas (según el ejemplo del artículo original), pero 265 veces más altas se dirigen en esa dirección. La esencia es verdadera o "medio verdadera", lo suficientemente cerca como para captar el sentido de la misma. Esto funciona, porque muchas de nuestras decisiones se basan en conjeturas basadas en la experiencia de probabilidad, en las que lo suficientemente cerca suele ser lo suficientemente bueno. Para propósitos evolutivos, errar en el lado de la creencia puede salvar vidas, no siempre hay un tigre dientes de sable escondido en los arbustos, pero podría haberlo.

A continuación, el concepto de "prefácticos" (información antes de que se conozcan los hechos) es clave. Los prefácticos son ideas que influyen en la forma en que interpretamos el valor de verdad de lo que escuchamos en función de las expectativas. En otras palabras, si pensamos que algo será cierto más adelante, esa percepción "prefactual" puede cambiar lo que creemos hoy. Si creemos que es probable que los salarios de los CEO aumenten, ese prefacio puede influir en si creemos que la mentira literal cambia la esencia percibida de lo que significa.

¿Por qué los prefacios determinan si creemos en las mentiras y si las excusamos o las condenamos? Psicológicamente, la capacidad de simulación mental, nuestra capacidad de imaginar diferentes posibilidades y la flexibilidad moral, la medida en que nos aferramos a los valores o permitimos que se dobleguen según las circunstancias y nuestro propio beneficio, son clave. Además, el sesgo de confirmación juega un papel importante (tendemos a buscar información que respalde lo que sospechamos y descartamos lo que contradice lo que queremos que sea cierto).

Diseño de investigación

En cada uno de los estudios, a los participantes se les presentaron escenarios de información falsa y se les preparó con sugerencias sobre lo que podría ser cierto en el futuro (en contraste con las sugerencias neutrales). El nivel de creencia en la falsedad se midió junto con la medida en que las mentiras se consideraban poco éticas y el impacto de la esencia en la percepción moral de la mentira.

Cada estudio posterior agregó una capa de detalle, por ejemplo, introduciendo prefacios republicanos versus demócratas, para ver si el ajuste de las motivaciones personales influiría en la aceptación de la deshonestidad; ver si la intensidad de la simulación futura influyó en la creencia en mentiras y el alcance de la falta de ética; y ver qué tan probable sería que a los participantes les gustaran y compartieran declaraciones falsas en las redes sociales.

Hubo varios hallazgos clave.

1. Efecto prefáctico básico. Cuando las personas esperan que algo se vuelva cierto en el futuro, es más probable que excusen la falsedad en el presente. En los diversos estudios, este efecto se mantuvo para las mentiras sobre productos comerciales, las falsedades en los currículums en las solicitudes de empleo y en torno a cuestiones políticas divisivas.

2. Determinación ética. Creer que las mentiras se convertirían en verdad embotaba la condena moral. Los participantes que estaban preparados para creer que una mentira probablemente se convertiría en verdad tenían menos probabilidades de responsabilizar a otros por difundir mentiras en las redes sociales y más probabilidades de compartir desinformación ellos mismos. Cuanto más fuerte se sentía que la esencia era verdadera, más fuerte era el efecto prefáctico.

3. Verosimilitud y viveza. Cuando los participantes imaginaban los prefacios de manera más vívida y creían que había una buena posibilidad de que los hechos cambiaran, era menos probable que juzgaran las mentiras como poco éticas, porque la esencia de la declaración se experimentaba como verdadera incluso si los hechos no eran del todo correctos. Cuanto más plausibles y vívidos sean los prefacios, más fuerte será el efecto de distorsión de la verdad.

4. Razonamiento motivado. El efecto fue aún más poderoso cuando el prefáctico encajaba bien con las creencias y motivaciones individuales, debido tanto a una mayor recompensa si las mentiras fueran ciertas (razonamiento motivado) como también porque cuanto más vívidamente las personas pueden imaginar las cosas, más piensan que son ciertas (independientemente de si son ciertas o no). Aunque los autores no lo mencionaron en su discusión, el efecto de la "verdad ilusoria" también puede ser importante: es más probable que las personas crean que algo es cierto simplemente por la repetición frecuente de una mentira.

5. Contrafácticos. Los efectos anteriores estuvieron presentes incluso cuando a las personas se les presentó información que contradecía directamente las falsedades textuales y basadas en la esencia. Los resultados ayudan a explicar por qué, incluso cuando las personas reciben información correcta, continúan creyendo lo que es falso.

Implicaciones trascendentales

Uniendo los hallazgos, la investigación mostró que cuando las creencias de las personas (por ejemplo, políticas) eran fuertes, podían imaginar más vívidamente que las mentiras se volverían verdaderas en el futuro (prefacios), lo que a su vez los llevó a calificar la esencia como más verdadera y, por lo tanto, a ver la falsedad como menos poco ética, lo que finalmente condujo a diferencias en el comportamiento, incluida una mayor tendencia a dar a las mentiras conocidas un pase en las redes sociales. ¿Suena familiar? Es exactamente lo que hemos estado presenciando en los últimos años, una amplificación de la propaganda más convencional.

Los hallazgos de Helgason y Effron tejen una historia de advertencia sobre la susceptibilidad al sesgo y al engaño abierto, sobre la facilidad con la que podemos convencernos no solo de que las mentiras son más o menos ciertas, sino también de cómo las personas pueden dar un pase moral a las mentiras potencialmente dañinas.

El trabajo también sugiere formas en las que podríamos protegernos, por ejemplo, identificando el pensamiento prefáctico en los mensajes que escuchamos, atendiendo a si estamos mirando los hechos o simplemente la esencia resbaladiza, y reconociendo francamente la forma en que nuestras propias preferencias y prejuicios nos permiten creer lo que encaja con nuestras nociones preconcebidas.

La investigación es importante, ya que muestra cuán relativamente fácil podemos ser manipulados por la retórica. Estamos profundamente familiarizados con el entorno de información en el que vivimos y las formas en que nuestra propia psicología juega un papel en lo que decidimos que es real y verdadero. Al tomar conciencia de los mecanismos de distorsión, podemos protegernos contra la influencia no deseada y hacernos más responsables.

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Grant Hilary Brenner MD, DFAPA

Med. Grant Hilary Brenner, psiquiatra y psicoanalista, ayuda a adultos con sus problemas de estados de ánimo y ansiedad, y trabaja en muchos niveles para ayudarlos a liberar todas sus capacidades y vivir y amar bien.

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