Skip to main content

Verificado por Psychology Today

Narcisismo

Hijas de madres narcisistas

Cómo una madre narcisista puede ser la antesala para un amante abusivo.

George Hodan, public domain
Fuente: George Hodan, dominio público

Nuestra madre es nuestro primer amor. Es nuestra introducción hacia la vida y hacia nosotros mismos. Es nuestra conexión hacia la seguridad. Inicialmente aprendemos acerca de nosotros mismos y nuestro mundo a través de nuestras interacciones con ella. Naturalmente añoramos su sustento físico y emocional, su contacto, su sonrisa y su protección. Su reflejo empático de nuestros sentimientos, deseos y necesidades nos dice quiénes somos y que tenemos valor. Una madre narcisista que no puede empatizar daña el desarrollo psicológico saludable de sus hijos. Como Narciso en el mito griego, ve solamente un reflejo de sí misma, lo único que ve es un reflejo de sí misma. No hay límite de separación entre ella y sus hijos, a quienes no puede ver como individuos únicos dignos de amor. Los síntomas de narcisismo que componen al desorden de personalidad narcisista (DPN) varían en severidad, pero inevitablemente comprometen la capacidad de una narcisista de ser madre.

A continuación hay algunas características y consecuencias de tener una madre narcisista. Es importante notar que estos patrones luego se repiten en las relaciones abusivas adultas, incluyendo relaciones románticas con narcisistas, porque se sienten familiares. Un narcisista se siente como familia.

Falta de barreras

Algunos de los efectos son distintos entre los hijos y las hijas, porque las niñas usualmente pasan más tiempo con su madre y la observan como modelo a seguir. Las madres narcisistas tienden a ver a sus hijas al mismo tiempo como amenazas y como anexos de su propio ego. A través de su dirección y crítica, intentan convertir a sus hijas en versiones de sí mismas o en su ser idealizado. Al mismo tiempo, proyectan en sus hijas no solo aspectos indeseables de sí mismas, como egocentrismo, obstinación, egoísmo y frialdad, sino también características que les disgustaban de sus propias madres. Probablemente preferirán a sus hijos, aunque probablemente también los lastimen de otras maneras, como incesto emocional.

Abuso narcisista

El constante control y vergüenza socavan la identidad en desarrollo de una niña pequeña, generando inseguridad. No puede confiar en sus propios sentimientos e impulsos y concluye que es su culpa que su madre esté insatisfecha con ella, sin darse cuenta de que su madre nunca estará satisfecha. En casos severos de negligencia o abuso físico o emocional, la niña tiende a sentir que no tiene derecho a existir, que es una carga para su madre y que nunca debió haber nacido. Si no es también abusivo, usualmente el esposo de una mujer narcisista es pasivo y no puede proteger a sus hijas del abuso maternal. Algunas madres mienten y ocultan su abuso. La niña no aprende a protegerse ni defenderse. Tiende a sentirse indefensa o a ser incapaz de reconocer el maltrato posteriormente en su vida.

Vergüenza tóxica

Una hija de madre narcisista rara vez, si es que lo hace, se siente aceptada solo por ser ella misma. Debe elegir entre sacrificarse a sí misma o perder el amor de su madre, un patrón de auto negación y complacencia que se repite como co-dependencia en sus relaciones adultas. Su verdadero ser rechazado primero por su madre y luego por ella misma. La consecuencia es una vergüenza interiorizada basada en la creencia de que su ser verdadero es imposible de amar. ¿Cómo podría ser digna de amor cuando su propia madre no la amaba ni aceptaba? ¡Se supone que los niños amen a sus madres y viceversa! La vergüenza de la niña está compuesta de un enojo u odio hacia su madre que no comprende. Cree que es una evidencia más de su maldad, y que todas las críticas de su madre deben ser ciertas. Al no sentirse lo suficientemente buena, su vida se vuelve un continuo esforzarse y no sentirse satisfecha. Como el amor debe ganarse, sus relaciones adultas probablemente repitan un ciclo de abandono.

Distanciamiento emocional

La comodidad emocional y cercanía a la sensibilidad y cariño maternal están ausentes. Las madres narcisistas sí suelen atender las necesidades físicas de sus hijas, pero las dejan a la deriva emocionalmente. La niña no se da cuenta de lo que le falta, pero ansía recibir de su madre la calidez y comprensión que experimenta con amigos o parientes o que ve en otras relaciones entre madres e hijas. Ansía esa conexión elusiva, que siente solo en momentos escasos si es que lo siente alguna vez. No aprende a identificar y valorar sus necesidades emocionales, ni sabe cómo satisfacerlas. Lo que queda es una sensación de que algo hace falta, y una incapacidad de reconfortarse y atenderse. Puede que intente llenar el vacío con otras relaciones, pero usualmente se repite el patrón de distanciamiento emocional.

Control

Los padres con DPN son miopes. El mundo gira alrededor de ellos. Controlan y manipulan las necesidades, sentimientos y elecciones de sus hijos cuando les es posible, y toman como afrenta personal merecedora de castigo cuando no lo logran. Su estilo de educación usualmente es "a mi manera o de ninguna manera". Su egocentrismo lleva a algunas madres narcisistas a enfocarse solamente en ellas mismas o sus hijos y son negligentes con o desproveen a sus hijas.

Otras madres quieren que sus hijas se vean y sean las mejores "según ellas", pero sofocan a su hija en el proceso a través de críticas y control. Tales madres intentan vivir a través de sus hijas, a quienes perciben como una extensión de sí mismas. Quieren que se vistan y comporten justo como ellas, y les elijen los novios, pasatiempos y trabajos que ellas querrían. "Por su propio bien" probablemente prohíban o critiquen lo que sea que su hija quiera o guste, socavan su capacidad de pensar por sí misma, de saber lo que quiere o de elegir por sí misma y perseguir sus intereses. Su atención hacia sus hijas está acompañada de envidia y expectativas de gratitud y conformidad.

En relaciones adultas, estas hijas usualmente se encuentran en relaciones controladoras o se meten en luchas de poder innecesarias.

Competencia

Creer que es "la más bella de todas" o temer no serlo es lo que motiva a las madres narcisistas no solamente a críticas a sus hijas, sino también a competir con ellas por el amor de su esposo e hijos. Estas madres podrían incluso negar o no proteger a sus hijas si abusan de ellas. Tienden a restringir o menospreciar a los novios de la joven porque "no son lo suficientemente buenos" y aún así competir por su atención y coquetear con ellos. Para estar en control de y ser la número uno en la vida de su hija, tienden a invadir su privacidad y socavar sus relaciones con amigos y otros parientes.

Recuperación

La recuperación del trauma de crecer con sentimientos de rechazo y vergüenza toma tiempo y esfuerzo. A fin de cuentas, significa recuperarse de codependencia. Empieza con identificar y entender que los mensajes de vergüenza y creencias transmitidas de madre a hija son falsas. Reemplazando la voz maternal negativa interiorizada, el crítico interno, con amor propio es el siguiente paso.

También es importante buscar ayuda profesional, en el directorio de Psychology Today se pueden encontrar terapeutas cercanos. (España, México, Chile)

©Darlene Lancer 2017

A version of this article originally appeared in English.

publicidad
Acerca de
Darlene Lancer, JD, LMFT

Darlene Lancer, Doctora en Jurisprudencia, Terapeuta matrimonial y familiar, es una terapeuta matrimonial y familiar acreditada y experta autora en relaciones y codependencia.

Más de Darlene Lancer, JD, LMFT
Más de Psychology Today
Más de Darlene Lancer, JD, LMFT
Más de Psychology Today