Sueño
¿Dormir es la nueva droga para el rendimiento?
Recomendaciones para promover un sueño adecuado entre los deportistas de élite.
14 de agosto de 2024 Revisado por Abigail Fagan
Los puntos clave
- Un sueño adecuado mejora la salud y el rendimiento de los deportistas.
- Muchos entornos deportivos no son propicios para un sueño adecuado.
- Las intervenciones para el sueño deben ser individualizadas y ambientales.
A pesar de la creciente evidencia de que un sueño adecuado mejora el bienestar y el rendimiento de los deportistas, los entornos deportivos no son propicios para obtener un sueño adecuado y, a menudo, el sueño se descuida debido a las exigencias de la competición (Kroshus et al., 2109). Muchos deportistas no practican buenos hábitos de sueño, no obtienen un sueño óptimo ni evalúan con precisión su sueño.
El sueño es esencial para la salud física, cognitiva y emocional; el rendimiento y el éxito competitivo; y la prevención de enfermedades y lesiones (Kroshus, et al., 2019). Tanto es así que los deportistas que experimentan dificultades para dormir pueden experimentar efectos perjudiciales en el rendimiento, un mayor riesgo de lesiones y enfermedades, un tiempo de recuperación más lento y mayores tasas de angustia psicológica. Las investigaciones han demostrado que el esfuerzo durante el sueño como intervención independiente ha mejorado las variables de rendimiento específicas del deporte (p. ej., precisión del servicio de tenis, porcentaje de tiros libres de baloncesto; Schwartz y Simon, 2015; Mah et al., 2011).
Los deportistas experimentan factores de riesgo únicos para las dificultades del sueño, que incluyen ansiedad y preocupación por el rendimiento deportivo, lesiones cerebrales traumáticas y factores de estilo de vida deportivo. Las investigaciones han identificado los tres principales factores de riesgo de los problemas de sueño de los deportistas: el entrenamiento, los viajes y las competencias (Gupta et al., 2017). Los deportistas de deportes de equipo pueden correr un riesgo especial de sufrir problemas de sueño. Por ello, evaluar con precisión el sueño de los deportistas, ofrecer una educación integral sobre el sueño y adaptar intervenciones individualizadas y ambientales para promover el sueño son aspectos relevantes para las poblaciones atléticas.
Exámenes del sueño
Las mejores prácticas de salud mental de la NCAA (National Collegiate Athletics Association) y el grupo de trabajo interasociativo sobre el sueño y el bienestar de la NCAA recomiendan que todos los atletas universitarios se sometan a pruebas de detección de problemas relacionados con el sueño, aunque la importancia de las pruebas de detección del sueño se extiende a los atletas de todas las edades y niveles. La evaluación del sueño durante los exámenes previos a la participación y la realización de encuestas anuales sobre las demandas de tiempo permitirían a las organizaciones deportivas comprender mejor el estado actual de la salud del sueño de sus atletas. Además de las pruebas de detección realizadas por los propios deportistas, las evaluaciones objetivas del sueño, como los dispositivos portátiles (por ejemplo, Oura Ring), se han vuelto cada vez más populares en los entornos deportivos.
Educación amplia sobre el sueño
Las mejores prácticas de salud mental de la NCAA también recomiendan que todos los atletas universitarios reciban psicoeducación sobre problemas relacionados con el sueño (NCAA, 2024), aunque se justifica una exposición incluso más temprana a una educación integral sobre el sueño y sus impactos tanto en el bienestar como en el rendimiento. Los temas relevantes para los atletas incluyen el impacto adverso del uso de pantallas y sustancias por la noche en el sueño, así como los impactos positivos del sueño en el rendimiento atlético.
Intervenciones individualizadas para el sueño
Las intervenciones individualizadas para el sueño deben basarse en evaluaciones de los patrones de sueño de cada deportista. Esto puede incluir la promoción de cambios de conducta (p. ej., relajación nocturna, reducción de la ingesta de cafeína) y la promoción de ayudas para dormir (p. ej., despertadores, gafas con filtro de luz azul, antifaces para dormir). Sin embargo, a los deportistas con problemas de sueño más graves (p. ej., insomnio) se les pueden recomendar intervenciones farmacológicas (p. ej., melatonina) y/o no farmacológicas basadas en evidencia (p. ej., terapia cognitivo-conductual para el insomnio).
Intervenciones ambientales del sueño
Las intervenciones ambientales deben apuntar a mitigar los factores de riesgo de alteración del sueño que suelen ser inherentes a los entornos deportivos, como los horarios de entrenamiento y los viajes. En general, las intervenciones ambientales deben tener en cuenta la actividad física, el horario y los viajes, y las preocupaciones y ansiedades particulares que pueden tener los atletas en relación con el sueño y el rendimiento. Se recomiendan ajustes programáticos posteriores de los horarios de entrenamiento y viajes que permitan más oportunidades de dormir en una noche determinada para minimizar los factores de riesgo de alteración del sueño.
A version of this article originally appeared in English.