Skip to main content

Verificado por Psychology Today

Relaciones

7 razones por las que le tememos al amor

¿Qué evita que encontremos y conservemos el amor que decimos que queremos?

BestPhotoStudio/Shutterstock
Fuente: BestPhotoStudio/Shutterstock

La mayoría de nosotros podemos contar la historia de un amor que perdimos, y la pregunta, "¿por qué fracasan las relaciones?" permanece siempre con un peso considerable en nuestras mentes. Muchos de nosotros podemos encontrar la respuesta dentro. Ya sea que lo sepamos o no, la mayoría de nosotros tenemos miedo de estar verdaderamente enamorados. Mientras que nuestros temores pueden manifestarse de diferentes maneras o aparecer en diferentes etapas de una relación, todos tenemos defensas que, a cierto nivel, creemos que nos protegerán de salir lastimados. Estas defensas pueden ofrecernos ilusiones falsas de seguridad y certeza, pero evitan que logremos la cercanía que deseamos más que nada. Entonces, ¿qué impulsa nuestro temor a la intimidad? ¿Qué evita que encontremos y conservemos el amor que decimos que queremos?

1. El verdadero amor nos hace sentir vulnerables.

Una nueva relación es un territorio desconocido, y la mayoría de nosotros sentimos un temor natural hacia lo desconocido. Permitirnos enamorarnos significa tomar un riesgo real. Estamos dándole mucha confianza a otra persona, permitiéndole que nos afecte, lo que nos hace sentir expuestos y vulnerables. Nuestras defensas centrales se ven desafiadas. Cualquier hábito que nos permitiera antes sentirnos autoenfocados o autocontenidos se cae por la borda. Tendemos a creer que a más nos importa, más fácilmente saldremos heridos.

2. Un nuevo amor reabre heridas pasadas.

Cuando iniciamos una relación, rara vez estamos conscientes de cómo nos ha impactado nuestro historial. Las maneras en las que fuimos lastimados en relaciones anteriores, empezando desde nuestra infancia, tienen una influencia poderosa sobre cómo percibimos a la gente a la que nos acercamos así como las maneras en las que actuamos en nuestras relaciones amorosas. Antiguas dinámicas negativas pueden hacernos más cautelosos de abrirnos a alguien nuevo. Podemos alejarnos de la intimidad porque despierta antiguos sentimientos de dolor, pérdida, enojo o rechazo. Como dijo el Dr. Pat Love en una entrevista con la revista estadounidense PsychAlive, "cuando añoramos algo, como el amor, termina asociado con el dolor" el dolor que sentimos por no tenerlo en el pasado.

3. El amor cambia la identidad.

Muchos de nosotros batallamos con sentimientos subyacentes de ser imposibles de amar. Tenemos problemas para reconocer nuestro propio valor y creer que alguien en verdad podría querernos. Todos tenemos una "voz interior crítica", que actúa como un entrenador cruel dentro de nuestras cabezas y nos dice que no valemos nada y que no merecemos la felicidad. Este entrenador tomala forma de experiencias dolorosas de la infancia y actitudes críticas a las que estuvimos expuestos en etapas en la vida, así como a los sentimientos que nuestros padres tenían hacia nosotros.

Mientras que estas actitudes pueden ser hirientes, con el tiempo, se vuelven parte de nosotros. Como adultos, tal vez no las percibamos como un enemigo, sino que aceptamos su punto de vista destructivo como el propio. Estos pensamientos críticos o "voces internas" suelen ser hirientes y desagradables, pero también son cómodos porque se sientenfamiliares. Cuando otra persona nos percibe distinto a lo que dicen nuestras voces, amándonos y apreciándonos, tal vez empecemos a sentirnos incómodos y defensivos, ya que desafía los puntos de identificación que hemos tenido a largo plazo.

4. Con la alegría verdadera viene el dolor verdadero.

En cualquier momento en el que experimentemos una alegría verdadera o sintamos lo preciada que es la vida a nivel emocional, podemos esperar sentir una gran cantidad de tristeza. Muchos de nosotros nos alejamos de las cosas que nos podrían hacer sentir completamente felices porque también nos hacen sentir dolor. El opuesto también es cierto. No podemos adormecernos selectivamente a la tristeza sin adormecernos también a la alegría. Cuando se trata de enamorarnos, tal vez dudemos en dejarnos caer por completo, por temor a la tristeza que nos provocaría.

5. El amor suele ser desigual.

Muchas personas con las que he hablado han expresado dudas sobre involucrarse con alguien, porque esa persona "los quiere demasiado." Les preocupa que si se involucran con esa persona, sus propios sentimientos no se desarrollarían y la otra persona terminaría lastimada o sintiéndose rechazada. La verdad es que el amor suele estar desequilibrado, con una persona sintiendo más o menos de un momento al otro. Nuestros sentimientos hacia alguien son una fuerza en cambio perpetuo. En solo unos segundos podemos sentir enojo, irritación, incluso odio por la persona que amamos. Preocuparnos sobre cómo nos sentiremos evita que veamos hasta dónde llegarían naturalmente nuestros sentimientos. Es mejor estar abiertos al desarrollo de nuestros sentimientos con el tiempo. Abrirle la puerta a la preocupación o culpa sobre cómo nos sentimos o no nos sentimos evita que lleguemos a conocer a alguien que está expresando interés en nosotros y podría evitar que formemos una relación con la capacidad de hacernos realmente felices.

6. Las relaciones pueden romper lazos familiares.

Las relaciones pueden ser el símbolo de madurez por excelencia. Representan el comienzo de nuestras propias vidas como individuos autónomos e independientes. Este avance también puede representar alejarnos de nuestras familias. De manera similar a romper con una identidad vieja, esta separación no es física. No significa renunciar a nuestra familia literalmente, sino que estamos soltando a nivel emocional, ya no nos sentimos como niños y nos alejamos de las dinámicas más negativas que plagaron nuestras relaciones más tempranas y formaron nuestra identidad.

7. El amor despierta miedos existenciales.

Cuanto más tenemos, más tememos perder. Cuanto más significa alguien para nosotros, más tenemos miedo de perder a esa persona. Cuando nos enamoramos, no solo nos enfrentamos al miedo de perder a nuestra pareja, sino que nos volvemos conscientes de nuestra mortalidad. La vida ahora tiene más valor y significado así que la idea de perderla se vuelve más aterradora. En un intento por cubrir este miedo, tendemos a enfocarnos en preocupaciones más superficiales, empezamos peleas con nuestra pareja o, en casos extremos, renunciamos completamente a la relación. Rara vez estamos completamente conscientes sobre cómo nos defendemos de estos temores existenciales. Incluso podríamos intentar razonar un millón de razones por las que no deberíamos estar en la relación. Sin embargo, las razones que damos suelen tener soluciones realizables, y lo que en verdad nos impulsa son esos temores más profundos de pérdida.

La mayoría de las relaciones representan una embestida de retos. Conocer nuestros temores a la intimidad y las maneras en las que influyen en nuestro comportamiento es un paso importante para tener una relación satisfactoria a largo plazo. Estos temores pueden estar enmascarados por varias justificaciones para las razones por las que las cosas no están funcionando, pero aprender sobre las maneras en las que nos autosaboteamos al acercarnos a alguien pueden resultar sorprendentes. Al conocernos a nosotros mismos, nos damos la mejor oportunidad de encontrar y mantener un amor duradero.

A version of this article originally appeared in English.

publicidad
Acerca de
Lisa Firestone Ph.D.

La Dra. Lisa Firestone, es psicóloga clínica, autora y Directora de Investigación y Educación para la Glendon Association.

Más de Lisa Firestone Ph.D.
Más de Psychology Today
Más de Lisa Firestone Ph.D.
Más de Psychology Today