Skip to main content

Verificado por Psychology Today

Motivación

10 señales de que somos demasiado complacientes

Nunca llegaremos a nuestro máximo potencial si estamos intentando ser todo para todos. 

racorn/Shutterstock
Fuente: racorn/Shutterstock

A través de los años, he visto a innumerables personas complacientes en mi consultorio. Pero, la mayor parte del tiempo, ser complacientes no era realmente su problema, su deseo de hacer felices a otros era solamente un síntoma de un problema más profundo.

Para muchos, la necesidad de complacer proviene de problemas de autovaloración. Esperan que al decir que sí a todo lo que se les pide les ayudará a sentirse aceptados o aprobados por los demás. Otros complacientes tienen un historial de abusos y maltratos, y en alguna parte del camino decidieron que su única esperanza era intentar complacer a la gente que los maltrataba. Con el tiempo, para ellos, complacer se volvió una forma de vida.

Muchas de las personas complacientes confunden complacer con ser amables. Al discutir su reticencia a negar la solicitud de un favor de alguien, dicen cosas como, "No quiero ser egoísta" o "Solo quiero ser una buena persona". En consecuencia, permiten que otros se aprovechen de ellos.

Ser complaciente puede ser un problema serio, y es un hábito difícil de romper. Estas son 10 señales de que estamos esforzándonos demasiado por complacerlos a todos:

1. Fingir estar de acuerdo con todos.

Escuchar amablemente a las opiniones de los demás - incluso cuando estamos en desacuerdo - es una habilidad social. Pero hacer como que estamos de acuerdo con todos porque queremos agradarles puede ocasionarnos comportamientos que van en contra de nuestros valores.

2. Sentirse responsables por cómo se sienten los demás.

Es saludable reconocer cómo nuestros comportamientos influyen en los demás. Pero creer que tenemos el poder de hacer feliz a alguien más es un problema. Depende de cada individuo ponerse a cargo de sus propias emociones.

3. Disculparse con frecuencia.

Ya sea que nos culpamos excesivamente o tememos que las demás personas nos están culpando todo el tiempo, las disculpas frecuentes pueden ser una señal de un problema más grande. No tenemos que disculparnos por ser quienes somos.

4. Sentirse agobiado por las cosas que hay que hacer.

Estamos a cargo de cómo pasamos nuestros tiempo. Pero para una persona complaciente, hay una alta posibilidad de que el horario esté lleno de actividades que otras personas quieren que hagamos.

5. No poder decir que no.

Ya sea que digamos que sí y luego sí lo hagamos, o que luego finjamos una enfermedad para librarnos del compromiso, nunca llegaremos a nuestras metas si no podemos darnos nuestro lugar.

6. Sentir incomodidad cuando alguien está enojado.

Solo porque alguien esté enojado no necesariamente significa que hicimos algo malo. Pero si no podemos soportar la idea de que alguien esté disgustado con nosotros, es más probable que renunciemos a nuestros valores.

7. Actuar como la gente a nuestro alrededor.

Es normal que las demás personas saquen diferentes aspectos de nuestra personalidad. Pero las personas complacientes por lo general sabotean sus propias metas. Hay estudios que muestran cómo las personas complacientes realizan comportamientos autodestructivos si creen que eso ayudará a otras personas a sentirse más cómodas en situaciones sociales. Por ejemplo, las personas complacientes comen más cuando creen que esto hará feliz a otra persona.

8. Necesitar halagos para sentirse bien.

Mientras que halagos y palabras amables pueden hacer que alguien se sienta bien, las personas complacientes dependen de la validación. Si nuestra autovaloración depende completamente de lo que los demás piensan de nosotros, solo nos sentiremos bien cuando los demás nos llenan de halagos.

9. Esforzarse demasiado por evadir conflictos.

Una cosa es no querer iniciar un conflicto. Pero evitar un conflicto a toda costa significa que tendremos problemas para defender las cosas - y a la gente - en las que creemos.

10. No admitir que hirieron nuestros sentimientos.

No podemos formar relaciones auténticas con las personas a menos de que estemos dispuestos a defendernos a veces y decir que se hirieron nuestros sentimientos. Negar que estamos enojados, tristes, avergonzados o decepcionados - o incluso que se nos lastimó emocionalmente - nos permite mantener relaciones solamente superficiales.

Cómo liberarse de ser complaciente

Mientras que es importante impresionar a nuestro jefe y demostrar que podemos ser agradables, ser serviles puede resultar contraproducente. Nunca llegaremos a nuestro máximo potencial si estamos intentando ser todo para todos.

Podemos empezar a salir del hábito de ser complacientes diciendo que no a algo pequeño. Expresar una opinión sobre algo simple. O defender algo en lo que creemos. Cada paso ayudará a ganar más confianza en nuestra capacidad de ser nosotros mismos.

Si se vuelve demasiado difícil dejar estos hábitos, es mejor buscar ayuda. Un terapeuta puede ayudar a construir la fuerza mental necesaria para crear el tipo de vida que queremos vivir.

Para saber cómo dejar los malos hábitos que nos roban nuestra fuerza mental está el libro 13 cosas que la gente mentalmente fuerte no hace.

A version of this article originally appeared in English.

publicidad
Acerca de
Amy Morin

Amy Morin, Trabajadora Social Clínica acreditada, es psicoterapeuta y autora de 13 Things Mentally Strong People Don’t Do.

Más de Amy Morin
Más de Psychology Today
Más de Amy Morin
Más de Psychology Today